FERNANDO ARAMBURU
Fernando Aramburu ha escrito 21 libros de diversos géneros antes de llegar a “Patria” y sin embargo esta es la obra que ha hecho que el mundo entero dirija la vista hacia él. No es la primera vez que el escritor toca el tema de ETA en sus narraciones entonces ¿qué hay de distinto en esta ocasión?
En la época de la post verdad, donde los sentimientos son más importantes que los hechos y donde “la verdad” se ve fragmentada en una verdad individual, Aramburu, presenta un texto global, desde la perspectiva de cada uno de los personajes y eliminando la opción de una interpretación única de los acontecimientos.
Dos familias, una amistad de toda la vida cortada por el asesinato del padre de una de ellas. Dos madres: Bittori, la viuda del Txato, y Miren, la madre de Joxe Mari, decididas a no dejarse vencer por la situación y defender, desde su momento histórico y personal, a su parentela. Una lucha de emociones que no se pueden interpretar desde un solo ángulo. Esta historia llega al lector a través de un manejo aparentemente sencillo del idioma. Ideas al alcance de todos que no hacen más que mostrar el alto dominio de la técnica para escribir de Aramburu. No es una lectura de denuncia ni de reportaje, el autor sabe que esos son áreas donde él no participa, más sin embargo es una historia en la que no se oculta el dolor ni la frustración que toca vivir a los personajes ante actos inhumanos.
Fernando Aramburo nació el mismo año que ETA así que sabe de lo que está hablando. Sabe del dolor de las familias, de la sociedad civil que aun intentando ser ajena al movimiento es víctima de él. Al leer “Patria” no se puede evitar sentir empatía por lo que viven sus protagonistas. De manera natural el lector podrá sentir más aprecio por uno u otro de los personajes, pero en todos se puede reconocer que hay una lucha de emociones y una toma de decisiones que afectarán la vida de los otros. Después de todo eso hace la consanguinidad y la amistad: una especie de red tejida por sus integrantes que puede servir de impulso para unos y de trampa para otros. El Txato es un hombre trabajador, que se ha ganado una vida cómoda a pulso. Joxe Mari es un joven idealista, y es justo esto lo que le evita darse cuenta de lo que implica incorporarse a un movimiento como ETA. Cuando las decisiones de ambos se cruzan, uno negándose a ser extorsionado y el otro olvidándose del lazo que lo une a Txato desde la infancia, todo cambia. Ningún miembro de ambos grupos sale bien librado, sin embargo, las batallas más fuertes las pelean las madres. Amigas de toda la vida, se ven obligadas a separarse para ubicarse frente a frente para poder sobrevivir al dolor que el asesinato del Txato les hace vivir.
Hay opiniones divididas entre los vascos, muchos de ellos siguen queriendo justificar las acciones de ETA y otros tantos se niegan a que eso pase. Se sigue luchando para que se reconozca el sufrimiento y las consecuencias en tantas víctimas de los atentados. ETA podrá haber dado por finalizadas sus actividades, pero las inferencias de estas siguen latentes. Es verdad que el autor no señala a nadie, solo narra, entonces, en realidad… ¿por qué es diferente este libro?
“Patria” es diferente porque no defiende ningún bando, ni es una hipótesis de los acontecimientos, ni explica nada. Es la visión de un vasco que relata, con el amor que siente por su tierra, lo que sucede a algunas personas dentro de un hecho real y deja que el lector decida los alcances de la bondad, de la valentía, del nacionalismo o de la amistad que viven. Los personajes están perfectamente desarrollados y nos presentan una gama de colores muy interesantes. No hay blanco o negro en esta historia. Es tarea del lector decidir hasta dónde tienen razón los protagonistas en sus acciones.
En alguna entrevista, mientras promocionaba “Patria”, Aramburu dice hablar sobre la culpa (en términos generales) en este libro, en como lo vive cada uno de los participantes de la historia. Desde mi lectura e interpretación del texto, más allá de discernir sobre la culpa se habla del perdón, del largo camino que se recorre y se sufre para llegar a este momento, pero también de todo lo que sana. Aunque es un libro dinámico y atrapa desde el primer momento, al finalizarlo, tendrá el lector que hacer un alto para meditar un poco sobre el final. Será algo natural y eso, como cereza de pastel, será un toque final exquisito a una excelente y altamente recomendable lectura.